sábado, 16 de noviembre de 2013

Retomar el norte...

Esto de "vivir" dos realidades paralelas, tan disimiles en muchas ocasiones pudiera llevar a condiciones extremas. Creo que eso vivo en mi día a día, pero sin llegar a "esas" condiciones. Solo que a veces la tristeza me llega hondo o la alegría me supera.

Mi Venezuela , aquella en la que nací, crecí, estudié, aprendí a amar y donde los principios y valores eran lo más importante que se podía tener …esa no existe, la tenemos extraviada en algún rincón, alguna rendija quizás perdida en el tiempo, en uno que no lleva reloj ni calendario. Allí está, marginada y sola. Ojalá que como el ave fénix pronto renazca, recordando su pasado, su historia enorme que parió hombres y mujeres que le hicieron grande. Ahora vive un presente aciago, y sé que tomará años recobrar una mínima parte de lo que fue un país acostumbrado a recibir inmigrantes, un país moderno, hermoso no solo por sus paisajes que van de costas caribeñas a montañas de nieves eternas, llanos donde se pierde la vista a selvas con Tepuyes que emocionan a propios y extraños. Venezuela ha sido un país increíblemente hermoso por su gente, pero esa que recuerdo apenas se nota.

Mi otra realidad, “mi” otro país, es éste, el escogido, alguien me dijo una vez que cuando se escoge otra nación como propia es un amor distinto, diferente, pero extremadamente fuerte, nos llena el alma porque le “hacemos” nuestro, lo “escogemos”. Y cuanta sabiduría en aquellas palabras.


Mi otro país es España, donde vivo hace casi 9 años, donde convivo, he sido adoptada y estoy adaptada. En una Cataluña plural, que he conocido bilingüe y donde por respeto a lo que es y sus costumbres no he tenido problema en aprender su idioma, con la riqueza que ello implica. Soy de las que cree que el conocimiento no ocupa espacio, y que los idiomas acercan y nunca dividen.

Creo o al menos eso percibo, que estos últimos cinco años esta España ha cambiado, y lo ha hecho a una velocidad vertiginosa. La politiquería reina, esa, la barata, la que tiene precio y se vende al mejor postor. La que no le importa su tierra sino su bolsillo.

Y es que no se podría comparar esta realidad con mi “país bizarro”, mi Venezuela, esa que se me perdió en algún lugar. No, esta España la sé distinta, está luchando, en cada hogar, en muchas esquinas, en las miradas de quienes sueñan con un país diferente. Donde el “estado de derecho” es igual a la justicia, y no exactamente el imperio de la ley, porque las leyes están hechas por los hombres y mujeres, en muchas ocasiones para que calcen a sus intereses, o le interpretan según sea.


Siento que algo surge, y esta percepción la tengo quizás en mi estado de "optimismo por defecto o de esperanza continua", o tal vez porque lo vivo, lo veo en la gente, esta gente linda, llena de ganas de un país bonito, su país. Creo que es la hora de la ciudadanía activa, organizada, para lo cual requiere urgentemente conocer a fondo lo que ocurre y a su vez saber cómo hacer, estar preparado para actuar en lo “urgente” y en lo “importante”, en este ahora y pensando en un futuro, el suyo y el de los que vendrán. Retomando el norte. 


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